ROMANTICISMO EN FRANCIA
El Romanticismo es una corriente artística de Europa occidental que inició a lo largo del siglo XVIII en Gran Bretaña en Alemania ,extendiéndose hasta Francia, Italia y España en el siglo XIX.
El Romanticismo se basa en la reivindicación de lo particular frente a lo colectivo, y en la rebeldía creadora por parte de los poetas, que quieren terminar con las normas para la creación literaria que prescribe el Clasicismo, Se trata pues de un movimiento que aboga por la libertad del arte.[2] El Romanticismo se caracteriza por una voluntad de explorar todas las posibilidades artísticas con un fin expresivo. Así, se puede hablar de una reacción de los sentimientos contra la razón, y contra el empirismo que exalta el misterio y lo sobrenatural y que busca un escape en el sueño, la fantasía, lo mórbido y lo exótico. Los valores estéticos y morales del Romanticismo, sus ideas y tópicos nuevos no tardaron en influir sobre otros ámbitos, en particular la pintura y la música.[3]
El Romanticismo en Francia representó un movimiento de reacción contrario a la literatura nacional, dominada por un Clasicismo que ya no era exactamente un modelo de imitación de los clásicos. En las literaturas inglesa y alemana el Clasicismo no había calado con tanta intensidad como en Francia o España, aunque esta corriente fue predominante en este siglo. En Francia, país de tradición grecolatina, la literatura continuó siendo clásica hasta mucho después del Renacimiento.
El Romanticismo en Francia representó un movimiento de reacción contrario a la literatura nacional, dominada por un Clasicismo que ya no era exactamente un modelo de imitación de los clásicos. En las literaturas inglesa y alemana el Clasicismo no había calado con tanta intensidad como en Francia o España, aunque esta corriente fue predominante en este siglo. En Francia, país de tradición grecolatina, la literatura continuó siendo clásica hasta mucho después del Renacimiento.
EL PENSAMIENTO ROMANTICO:
El pensamiento romántico comenzó a formarse hacia 1750 y alcanzó su término aproximadamente un siglo más tarde. Se fraguó ya en el siglo XVIII, fue contenido y hasta rechazado durante la Revolución y el Primer imperio, llegó a la madurez sólo bajo la Restauración y su triunfo se confirmó hacia 1830, en la Batalla de Hernani.
El pensamiento romántico comenzó a formarse hacia 1750 y alcanzó su término aproximadamente un siglo más tarde. Se fraguó ya en el siglo XVIII, fue contenido y hasta rechazado durante la Revolución y el Primer imperio, llegó a la madurez sólo bajo la Restauración y su triunfo se confirmó hacia 1830, en la Batalla de Hernani.
El primer triunfo: Las Meditaciones poéticas de Lamartine
Las Meditaciones poéticas de Lamartine aparecieron en 1820 y fueron el debut del autor en la poesía a modo de inicio de la poesía romántica en la literatura francesa. Gozaron de un gran éxito. Después de la poesía sensual, seca y convencional de los últimos clasicistas, la originalidad de un poeta que se atrevía a ser emotivo y sincero, conmocionó al público francés. Los temas principales de la poesía lírica de Lamartine son el amor como efusión platónica que conduce hasta la Divinidad.
Poemas como "El Lago", "El Aislamiento", "El Otoño" o "El Vallejo", llevaban a la perfección esta poesía personal, sentimental y descriptiva, elegíaca y febril, que iba a ser uno de los triunfos del Romanticismo; "El Templo" y "La Inmortalidad" inauguraban una poesía filosófica y religiosa de una sonoridad nueva en la que Victor Hugo y Alfred de Vigny iban a inspirarse, y que el mismo Lamartine, diez años más tarde, debía llevar a su perfección en las "Armonías". El lirismo de Lamartine tiene muchos componentes neoplatónicos, incluyendo reminiscencias de los antiguos poemas indios como el Mahábharata, el Ramayana o lo Vedas.
Las Meditaciones poéticas de Lamartine aparecieron en 1820 y fueron el debut del autor en la poesía a modo de inicio de la poesía romántica en la literatura francesa. Gozaron de un gran éxito. Después de la poesía sensual, seca y convencional de los últimos clasicistas, la originalidad de un poeta que se atrevía a ser emotivo y sincero, conmocionó al público francés. Los temas principales de la poesía lírica de Lamartine son el amor como efusión platónica que conduce hasta la Divinidad.
Poemas como "El Lago", "El Aislamiento", "El Otoño" o "El Vallejo", llevaban a la perfección esta poesía personal, sentimental y descriptiva, elegíaca y febril, que iba a ser uno de los triunfos del Romanticismo; "El Templo" y "La Inmortalidad" inauguraban una poesía filosófica y religiosa de una sonoridad nueva en la que Victor Hugo y Alfred de Vigny iban a inspirarse, y que el mismo Lamartine, diez años más tarde, debía llevar a su perfección en las "Armonías". El lirismo de Lamartine tiene muchos componentes neoplatónicos, incluyendo reminiscencias de los antiguos poemas indios como el Mahábharata, el Ramayana o lo Vedas.
VICTOR HUGO Y LA BATALLA ROMANTICA
Los románticos defienden la literatura como expresión de la sociedad, por lo que a estos principios literarios se añaden otros políticos. El movimiento romántico comienza monárquico y católico, como expuesto por Chateaubriand y Madame de Staël y estaba plagado, en ojos de sus detractores, de germanismos, frente al tradicional Clasicismo nacional. La crítica literaria de este periodo desencadenó lo que ha venido a llamarse una "batalla" que se desarrolló en todas las corrientes artísticas, pero que lo hizo con mayor crudeza en el teatro, siendo Victor Hugo su mayor exponente.
La lucha por la poesía
Dos años después de las Meditaciones, aparece una nueva colección de poesías, un volumen de Odas cuyo autor era un joven de apenas veinte años llamado Victor Hugo. Esta colección, así como las poesías que se publicaban en la Muse Française de escritores jóvenes y sentimentales como Alfred de Vigny, Charles Nodier, Émile Deschamps, Marceline Desbordes-Valmore, Amable Tastu, Sophie y Delphine Gay (la futura Mme. de Girardin) redoblaron el éxito que la nueva forma poética obtendría entre el gran público.
Las Odas de Victor Hugo fueron pronto aumentadas y complementadas bajo el título de Baladas. Todavía no había audacias muy grandes en esta poesía, aún bastante clásica, pero la escuela de Delille y de Luce de Lancival la encontró magnífica. Esta nueva poesía no era bien recibida por la academia: así, por ejemplo, el 25 de noviembre de 1824, Auger, director de la Academia francesa, al recibir a Soumet, lo felicitó por su "ortodoxia literaria", y, censuró la "poética bárbara" de la "secta naciente" del cenáculo de la Muse Française que "de todo corazón cambiarían el Fedra e Ifigenia por Fausto y Götz von Berlichingen".
Los románticos defienden la literatura como expresión de la sociedad, por lo que a estos principios literarios se añaden otros políticos. El movimiento romántico comienza monárquico y católico, como expuesto por Chateaubriand y Madame de Staël y estaba plagado, en ojos de sus detractores, de germanismos, frente al tradicional Clasicismo nacional. La crítica literaria de este periodo desencadenó lo que ha venido a llamarse una "batalla" que se desarrolló en todas las corrientes artísticas, pero que lo hizo con mayor crudeza en el teatro, siendo Victor Hugo su mayor exponente.
La lucha por la poesía
Dos años después de las Meditaciones, aparece una nueva colección de poesías, un volumen de Odas cuyo autor era un joven de apenas veinte años llamado Victor Hugo. Esta colección, así como las poesías que se publicaban en la Muse Française de escritores jóvenes y sentimentales como Alfred de Vigny, Charles Nodier, Émile Deschamps, Marceline Desbordes-Valmore, Amable Tastu, Sophie y Delphine Gay (la futura Mme. de Girardin) redoblaron el éxito que la nueva forma poética obtendría entre el gran público.
Las Odas de Victor Hugo fueron pronto aumentadas y complementadas bajo el título de Baladas. Todavía no había audacias muy grandes en esta poesía, aún bastante clásica, pero la escuela de Delille y de Luce de Lancival la encontró magnífica. Esta nueva poesía no era bien recibida por la academia: así, por ejemplo, el 25 de noviembre de 1824, Auger, director de la Academia francesa, al recibir a Soumet, lo felicitó por su "ortodoxia literaria", y, censuró la "poética bárbara" de la "secta naciente" del cenáculo de la Muse Française que "de todo corazón cambiarían el Fedra e Ifigenia por Fausto y Götz von Berlichingen".
VISTOR HUGO: DATOS BIOGRAFICOS
(Besançon, Francia, 1802 - París, 1885) Escritor francés. La infancia de Victor Hugo transcurrió en Besançon, salvo dos años (1811-1812) en que residió con su familia en Madrid, donde su padre había sido nombrado comandante general. De temprana vocación literaria, ya en 1816 escribió en un cuaderno escolar: «Quiero ser Chateaubriand o nada».
En 1819 destacó en los Juegos Florales de Toulouse y fundó el Conservateur littéraire, junto con sus hermanos Abel y Eugène, pero su verdadera introducción en el mundo literario se produjo en 1822, con su primera obra poética: Odas y poesías diversas. En el prefacio de su drama Cromwell (1827) proclamó el principio de la «libertad en el arte», y definió su tiempo a partir del conflicto entre la tendencia espiritual y el apresamiento en lo carnal del hombre.
Victor Hugo en 1827
Pronto considerado como el jefe de filas del Romanticismo, el virtuosismo de Victor Hugo se puso de manifiesto en Las Orientales (1829), que satisfizo el gusto de sus contemporáneos por el exotismo oriental. La censura de Marion Delorme retrasó su aparición en la escena teatral hasta el estreno de Hernani (1830), obra maestra que triunfó en la Comédie Française.
En 1830 inició una fase de singular fecundidad literaria, en la cual destacaron, además de distintos libros de poesía, su primera gran novela, Nuestra Señora de París, y el drama Ruy Blas. En 1841 ingresó en la Academia Francesa pero, desanimado por el rotundo fracaso de Los burgraves, abandonó el teatro en 1843. La muerte de su hija Léopoldine, acaecida mientras él estaba de viaje, sumada al desengaño por la traición de su esposa con su amigo Sainte-Beuve, lo sumieron en una honda crisis.
Entregado a una actividad política cada vez más intensa, Victor Hugo fue nombrado par de Francia en 1845. Pese a presentarse a las elecciones de 1848 en apoyo de la candidatura de Luis Napoleón Bonaparte, sus discursos sobre la miseria, los asuntos de Roma y la ley Falloux anticiparon su ruptura con el Partido Conservador. El 17 de julio de 1851 denunció las ambiciones dictatoriales de Luis Napoleón y, tras el golpe de Estado, huyó a Bélgica. Si bien es cierto que no publicó ninguna obra entre 1843 y 1851, concibió su novela Los miserables y compuso numerosos poemas que aparecieron posteriormente.
En 1852 se instaló, con su familia, en Jersey (Reino Unido), de donde pasó en 1856 a Guernesey. Allí permaneció, en su propiedad de Hauteville-House, hasta 1870. Republicano convencido, denunció sin tregua los vicios del régimen conservador de su país y en 1859 rechazó la amnistía que le ofrecía Napoleón III.
EL TEATRO ROMANTICO
El teatro fue desde el principio el género más atacado. Victor Hugo se ocupó de proclamar más alto que sus adversarios las maravillas de los maestros del pasado, Corneille, Racine o Molière, a pesar de oponerse a ellos sin cesar. La escena teatral parisina estaba dividida entre el círculo de Talma, que ocupaba los teatros de la Comédie Française, que pasó a llamarse Théátre de la Republique y el Odéon y los teatros secundarios, donde se representaban melodramas, más populares que el teatro clásico de Talma. Es de este teatro secundario del que se inspira el drama romántico, que pretende hacer tabla rasa con el teatro anterior. Todo lo que se debatía sobre la grandeza de las letras se contempla en el Prefacio de Cromwell. En Victor Hugo contado por un testigo de su vida, escrito por su mujer Adèle,[17] encontramos una conversación que se efectuó en aquella época entre el poeta y Talma, y lo dice allí Talma es curioso, dada la asociación de su nombre a la tragedia clásica:
el actor no es nada sin un papel, y yo jamás tuve un verdadero papel. Jamás tuve una pieza como la que me habría hecho falta. La tragedia es bella, es noble, es grande. Habría querido algo de igual grandeza, pero con más realidad, un personaje que tuviera la variedad y el movimiento de la vida, que no fuera totalmente teatral, que fuera trágico y también familiar.
Retrato de Alexandre Dumas.
El prefacio de Cromwell [editar]
A esto es a lo que responde Hugo en el prefacio de su obra Cromwell (1827). Lo que Victor Hugo proclama en este célebre manifiesto es el liberalismo en el arte, es decir, el derecho del escritor a aceptar sólo las reglas dictadas por su fantasía; es la vuelta a la verdad, a la vida; reivindicar el derecho del escritor de, si ello gusta, codearse con lo sublime y con lo grotesco, y de contemplar el mundo desde su punto de vista personal. Victor Hugo lo expresaba en los siguientes términos:
La poesía tiene tres edades, y cada una de ellas corresponde a una época de la sociedad: la oda, la epopeya y el drama. Los tiempos primitivos eran líricos, los tiempos antiguos eran épicos, los tiempos modernos son dramáticos. El drama es la poesía completa. Es en el drama que todo viene a derivar en la poesía moderna. El carácter del drama es la realidad. La realidad resulta de la combinación natural de dos tipos, lo sublime y lo grotesco, que se entrecruzan en el drama como lo hacen en la vida y en la creación. Porque la poesía verdadera, la poesía completa está en la armonía de los contrarios... Todo lo que está en la naturaleza está en el arte.
Estatua de François Joseph Talma, hotel ville de Paris.
La vuelta a la verdad, la expresión de la vida íntegra y la libertad en el arte fueron las fórmulas características de la escuela nueva. Sus adeptos, después de 1824, establecieron su cuartel general, su Cénacle, en el salón de Charles Nodier, bibliotecario del arsenal, del cual Victor Hugo se convirtió en jefe indiscutible.
Todos convenían en la necesidad de una renovación literaria. La diligencia con la cual el público se apresuraba al Odéon, donde los autores ingleses venían para hacer representaciones de las obras de Shakespeare lo demostraba. Pero una cosa eran las representaciones de obras extranjeras, y otra cosa las de las obras nuevas, concebidas por autores franceses bajo las mismas ideas. El público no apreciaba este cambio a través de un libro, ni mucho menos por un prefacio, sino en el mismo teatro; la verdadera revolución se daba en los escenarios.
Así, Vigny iba a arriesgarse con la traducción de Otelo, cuando un joven de veintisiete años, un desconocido, a la víspera todavía un oscuro secretario del duque de Orléans, brindó al teatro francés un éxito clamoroso. En un día, Alexandre Dumas se hizo célebre mediante un drama titulado Enrique III y su corte. La obra envejeció pronto, pero contenía bastantes escenas osadas, que agitaron a público y crítica.
La batalla, sin embargo, no había finalizado. La primera representación del Otelo de Vigny, fue ya ruidosa. Los críticos y los artistas llegaban a las representaciones de obras románticas como a una batalla cuyo éxito debía decidir una cuestión literaria. Se trataba de saber si Shakespeare, Schiller y Goethe iban a expulsar de la escena francesa a Corneille, Racine y Voltaire. Pero no se trataba de echar a los maestros franceses de su Parnasse secular, sino de proclamar la libertad literaria, de crear un nuevo tipo de héroe. Otello tuvo éxito a pesar de una oposición admirablemente organizada.
En 1819 destacó en los Juegos Florales de Toulouse y fundó el Conservateur littéraire, junto con sus hermanos Abel y Eugène, pero su verdadera introducción en el mundo literario se produjo en 1822, con su primera obra poética: Odas y poesías diversas. En el prefacio de su drama Cromwell (1827) proclamó el principio de la «libertad en el arte», y definió su tiempo a partir del conflicto entre la tendencia espiritual y el apresamiento en lo carnal del hombre.
Victor Hugo en 1827
Pronto considerado como el jefe de filas del Romanticismo, el virtuosismo de Victor Hugo se puso de manifiesto en Las Orientales (1829), que satisfizo el gusto de sus contemporáneos por el exotismo oriental. La censura de Marion Delorme retrasó su aparición en la escena teatral hasta el estreno de Hernani (1830), obra maestra que triunfó en la Comédie Française.
En 1830 inició una fase de singular fecundidad literaria, en la cual destacaron, además de distintos libros de poesía, su primera gran novela, Nuestra Señora de París, y el drama Ruy Blas. En 1841 ingresó en la Academia Francesa pero, desanimado por el rotundo fracaso de Los burgraves, abandonó el teatro en 1843. La muerte de su hija Léopoldine, acaecida mientras él estaba de viaje, sumada al desengaño por la traición de su esposa con su amigo Sainte-Beuve, lo sumieron en una honda crisis.
Entregado a una actividad política cada vez más intensa, Victor Hugo fue nombrado par de Francia en 1845. Pese a presentarse a las elecciones de 1848 en apoyo de la candidatura de Luis Napoleón Bonaparte, sus discursos sobre la miseria, los asuntos de Roma y la ley Falloux anticiparon su ruptura con el Partido Conservador. El 17 de julio de 1851 denunció las ambiciones dictatoriales de Luis Napoleón y, tras el golpe de Estado, huyó a Bélgica. Si bien es cierto que no publicó ninguna obra entre 1843 y 1851, concibió su novela Los miserables y compuso numerosos poemas que aparecieron posteriormente.
En 1852 se instaló, con su familia, en Jersey (Reino Unido), de donde pasó en 1856 a Guernesey. Allí permaneció, en su propiedad de Hauteville-House, hasta 1870. Republicano convencido, denunció sin tregua los vicios del régimen conservador de su país y en 1859 rechazó la amnistía que le ofrecía Napoleón III.
EL TEATRO ROMANTICO
El teatro fue desde el principio el género más atacado. Victor Hugo se ocupó de proclamar más alto que sus adversarios las maravillas de los maestros del pasado, Corneille, Racine o Molière, a pesar de oponerse a ellos sin cesar. La escena teatral parisina estaba dividida entre el círculo de Talma, que ocupaba los teatros de la Comédie Française, que pasó a llamarse Théátre de la Republique y el Odéon y los teatros secundarios, donde se representaban melodramas, más populares que el teatro clásico de Talma. Es de este teatro secundario del que se inspira el drama romántico, que pretende hacer tabla rasa con el teatro anterior. Todo lo que se debatía sobre la grandeza de las letras se contempla en el Prefacio de Cromwell. En Victor Hugo contado por un testigo de su vida, escrito por su mujer Adèle,[17] encontramos una conversación que se efectuó en aquella época entre el poeta y Talma, y lo dice allí Talma es curioso, dada la asociación de su nombre a la tragedia clásica:
el actor no es nada sin un papel, y yo jamás tuve un verdadero papel. Jamás tuve una pieza como la que me habría hecho falta. La tragedia es bella, es noble, es grande. Habría querido algo de igual grandeza, pero con más realidad, un personaje que tuviera la variedad y el movimiento de la vida, que no fuera totalmente teatral, que fuera trágico y también familiar.
Retrato de Alexandre Dumas.
El prefacio de Cromwell [editar]
A esto es a lo que responde Hugo en el prefacio de su obra Cromwell (1827). Lo que Victor Hugo proclama en este célebre manifiesto es el liberalismo en el arte, es decir, el derecho del escritor a aceptar sólo las reglas dictadas por su fantasía; es la vuelta a la verdad, a la vida; reivindicar el derecho del escritor de, si ello gusta, codearse con lo sublime y con lo grotesco, y de contemplar el mundo desde su punto de vista personal. Victor Hugo lo expresaba en los siguientes términos:
La poesía tiene tres edades, y cada una de ellas corresponde a una época de la sociedad: la oda, la epopeya y el drama. Los tiempos primitivos eran líricos, los tiempos antiguos eran épicos, los tiempos modernos son dramáticos. El drama es la poesía completa. Es en el drama que todo viene a derivar en la poesía moderna. El carácter del drama es la realidad. La realidad resulta de la combinación natural de dos tipos, lo sublime y lo grotesco, que se entrecruzan en el drama como lo hacen en la vida y en la creación. Porque la poesía verdadera, la poesía completa está en la armonía de los contrarios... Todo lo que está en la naturaleza está en el arte.
Estatua de François Joseph Talma, hotel ville de Paris.
La vuelta a la verdad, la expresión de la vida íntegra y la libertad en el arte fueron las fórmulas características de la escuela nueva. Sus adeptos, después de 1824, establecieron su cuartel general, su Cénacle, en el salón de Charles Nodier, bibliotecario del arsenal, del cual Victor Hugo se convirtió en jefe indiscutible.
Todos convenían en la necesidad de una renovación literaria. La diligencia con la cual el público se apresuraba al Odéon, donde los autores ingleses venían para hacer representaciones de las obras de Shakespeare lo demostraba. Pero una cosa eran las representaciones de obras extranjeras, y otra cosa las de las obras nuevas, concebidas por autores franceses bajo las mismas ideas. El público no apreciaba este cambio a través de un libro, ni mucho menos por un prefacio, sino en el mismo teatro; la verdadera revolución se daba en los escenarios.
Así, Vigny iba a arriesgarse con la traducción de Otelo, cuando un joven de veintisiete años, un desconocido, a la víspera todavía un oscuro secretario del duque de Orléans, brindó al teatro francés un éxito clamoroso. En un día, Alexandre Dumas se hizo célebre mediante un drama titulado Enrique III y su corte. La obra envejeció pronto, pero contenía bastantes escenas osadas, que agitaron a público y crítica.
La batalla, sin embargo, no había finalizado. La primera representación del Otelo de Vigny, fue ya ruidosa. Los críticos y los artistas llegaban a las representaciones de obras románticas como a una batalla cuyo éxito debía decidir una cuestión literaria. Se trataba de saber si Shakespeare, Schiller y Goethe iban a expulsar de la escena francesa a Corneille, Racine y Voltaire. Pero no se trataba de echar a los maestros franceses de su Parnasse secular, sino de proclamar la libertad literaria, de crear un nuevo tipo de héroe. Otello tuvo éxito a pesar de una oposición admirablemente organizada.
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