EL ROMANTICISMO EN EL PERU
Literatura peruana del siglo XIX
El periodo Romantico empieza con la prosperidad del auge guanero hacia mediados del siglo XIX, culmina con el desastre de la guerra con Chile. La vida literaria se ve influenciada por modelos románticos españoles y franceses.
Los autores representativos del romanticismo son Ricardo palma y Carlos Augusto Salaverry.
Ricardo Palma.
Lima, 1833 - Miraflores, 1919) Escritor peruano, creador de un género intermedio entre el relato y la crónica, que renovó la prosa sudamericana. Aunque se le considera integrante de la escuela romántica, su obra no obedece del todo a sus presupuestos, salvo por algunos matices estilísticos que empleó como soporte formal.
Hijo de familia humilde, realizó sus estudios en el Colegio de Noel, el Colegio de Orengo y el Convictorio de San Carlos, donde al parecer fue alumno externo. En 1848 empezó su carrera literaria, según propia confesión, formando parte del grupo que después él mismo denominaría "La bohemia de mi tiempo". Comenzó escribiendo poesía, a la vez que ejercía el periodismo en diversas publicaciones periódicas (la mayoría de existencia efímera) como redactor o crítico de espectáculos, para lo cual usó múltiples seudónimos.
En 1849 escribió su primer drama, El hijo del sol, que no se llegó a representar, y aunque obtuvo algún éxito en el poco exigente medio limeño, alrededor de 1858 dejó de escribir teatro. En la actualidad sólo conocemos de su producción teatral el drama Rodil (1851), redescubierto cien años después de su publicación (pues Palma procedió a la destrucción de los ejemplares) y la comedia El santo de Panchita, escrita en colaboración con Manuel Ascensio Segura e incluida en la recopilación de obras de este último publicada con el título de Teatro (1869). Tras probar el género histórico con el libro Corona patriótica (1853), Palma empezó a componer de relatos breves de diversa índole, desde el ensayo costumbrista al romance histórico, que serían el germen de sus posteriores Tradiciones peruanas.
En 1853 pasó a formar parte del Cuerpo Político de la Armada Peruana como oficial tercero, correspondiéndole prestar servicio en la goleta Libertad, el bergantín Almirante Guisse, el transporte Rímac (donde estuvo a punto de morir a consecuencia del naufragio de la nave en marzo de 1855) y el vapor Loa. En 1857 fue separado momentáneamente del ejercicio de su cargo por haber secundado la sublevación del general Ignacio de Vivanco contra el gobierno de Castilla, pero su participación política más importante se produjo en 1860, con ocasión del frustrado asalto a la casa del presidente ejecutado por un grupo de civiles y militares de tendencia liberal, liderados por José Gálvez.
Tras el fracaso del intento golpista, Palma se embarcó rumbo a Chile y llegó a Valparaíso los últimos días de 1860. Durante su permanencia en esta ciudad, el escritor frecuentó los salones literarios y perteneció a la Sociedad Amigos de la Ilustración, colaborando en la Revista del Pacífico y la Revista de Sudamérica, de la cual llegó a ser redactor principal. En agosto de 1863, luego de ser amnistiado, emprendió el regreso al Perú.
En julio de 1864 fue nombrado cónsul en el Pará, pero parece que no llegó a ejercer el cargo, solicitando y obteniendo una licencia que empleó en viajar por Europa. En 1865 regresó al Perú para ponerse a órdenes del gobierno, que se encontraba en conflicto con España, participando en el combate del Callao del 2 de mayo de 1866 como asistente de José Gálvez. Al año siguiente intervino en la sublevación del coronel José Balta y, cuando Balta fue elegido presidente en 1868, lo nombró secretario particular; fue además elegido senador por la provincia de Loreto. Tras el asesinato de Balta en 1872, Palma se retiró a la política para dedicarse exclusivamente a la literatura. El mismo año publicó la primera serie de sus Tradiciones peruanas.
Cuando en 1879 se declaró la guerra con Chile, Palma ya era uno de los literatos más reconocidos del continente americano y colaborador frecuente de las principales publicaciones literarias sudamericanas. Durante la guerra participó en la defensa de la capital peruana. En 1881, las tropas de ocupación incendiaron su casa ubicada en el balneario de Miraflores, con lo que perdió su biblioteca personal, el manuscrito de su novela Los Marañones y sus memorias del gobierno de Balta.
Decepcionado, pensó aceptar el ofrecimiento que en 1833 le hizo el dueño del diario La Prensa de Buenos Aires para que se trasladase con su familia a esa ciudad para ejercer de redactor literario del periódico, pero el presidente Miguel Iglesias lo convenció para que aceptase la dirección de la Biblioteca Nacional del Perú, que se encontraba destruida como consecuencia de la guerra. Su labor al frente de esta institución, donde contó con un presupuesto exiguo, fue verdaderamente encomiable, no dudando en utilizar su prestigio literario para solicitar a personalidades de diversas partes del mundo la donación de libros, ganándose el apelativo de El bibliotecario mendigo.
El 28 de julio de 1884 Palma logró inaugurar la nueva Biblioteca Nacional del Perú. Siguió ocupándose de su dirección, labor momentáneamente interrumpida por su viaje a España como representante del Perú al Noveno Congreso Internacional de Americanistas, celebrado con ocasión del Cuarto Centenario del Descubrimiento de América (1892-93). En febrero de 1912 renunció al cargo por discrepancias con el gobierno, que nombró en su lugar al escritor Manuel González Prada, antiguo adversario de Palma.
González Prada atacó la gestión de su predecesor en una Nota informativa acerca de la Biblioteca Nacional (1912), lo que motivó la respuesta de Palma en su folleto Apuntes para la historia de la Biblioteca de Lima (1912), donde hace un recuento de su labor al frente de la institución. Alejado de su labor como bibliotecario y convertido en el patriarca de las letras peruanas, Palma se retiró a vivir al balneario de Miraflores, donde pasó los últimos años de su vida. Cuando murió fue enterrado con honras fúnebres correspondientes a Ministro de Estado y se declaró duelo nacional.
La obra de Ricardo Palma
De reconocido prestigio en el mundo cultural hispanoamericano, Ricardo Palma es la figura más significativa del romanticismo peruano y uno de los escritores mejor dotados del siglo XIX americano. Polifacético, espíritu renovador y progresista, su actividad literaria se desarrolla en campos muy diversos.
Como poeta siguió la corriente romántica europea de Zorrilla, Heine, Victor Hugo y Byron. Dentro del género lírico publicó Poesías (1855), Armonías. Libro de un desterrado (1865), Pasionarias (1870), Verbos y gerundios (1877) y Enrique Heine. Traducciones (1886). Reeditó gran parte de su obra poética en el libro Poesías (1887), que llevó como introducción el estudio "La bohemia limeña de 1848 a 1860. Confidencias literarias". Posteriormente publicó su poema A San Martín (1890), que originó una protesta del gobierno chileno por considerarlo ofensivo a ese país. Su último libro de versos fue Filigranas. Aguinaldo a mis amigos (1892). Fue también compilador de Lira americana. Colección de poesías de los mejores poetas del Perú, Chile y Bolivia (1865).
Entre sus trabajos históricos podemos mencionar Anales de la Inquisición de Lima (1863), el polémico Monteagudo y Sánchez Carrión. Páginas de la historia de la independencia (1877) y su Refutación a un compendio de historia del Perú (1886), cuyo ataque a los jesuitas motivó que el Congreso peruano declare la prohibición del establecimiento de esta orden religiosa en el país. Su labor como principal gestor y presidente de la Academia Peruana de la Lengua desde el 5 de mayo de 1887 está representada por los Anales de la Academia Correspondiente de la Real Española en el Perú (1887), y especialmente por sus valiosas sugerencias a favor de la admisión de nuevos vocablos contenidas en sus libros Neologismos y americanismos (1896) y Papeletas lexicográficas (1903). Publicó además Recuerdos de España (1898), sobre su viaje a ese país en 1892, que después sería reeditado con el título Recuerdos de España precedidos de La bohemia de mi tiempo (1899).
Cercana al costumbrismo está la obra de don Ricardo Palma, 1833-1912 autor de las Tradiciones Peruanas, la obra más conocida del siglo, en la que a través de una serie de tradiciones, género inventado por él, que combina elementos de historia con fabulaciones propias, narra la historia de Lima y del Perú durante las épocas incaica, colonial y republicana , La bohemia de mi tiempo, Papeletas lexicográficas y Tradiciones en salsa verde.
Carlos Augusto Salaverry.
Además se mencionan nombres como: Arnaldo Márquez , Luis Benjamín Cisneros, Clemente Althaus y Pedro Paz Soldán y Unanue, conocido por su seudónimo Juan de Arona. Sus obras, por lo general fueron artificiales y abusaron del sentimentalismo. Las obras de teatro, frecuentemente cultivaron el mismo sentimiento y exageraron los enredos de modo inverosímil, ejemplo de ello es el drama "El Poeta Cruzado" del poeta Nicolás Corpancho, alabado en su tiempo y olvidado actualmente.Nació el 4 de Diciembre de 1930 en la hacienda “ La Solana ” jurisdicción del hoy distrito de Lancones en la provincia de Sullana.
Fue hijo del caudillo militar y presidente del Perú, Don Felipe Santiago Salaverry y Doña Vocenta Ramirez, natural de estos lugares.
Carlos Augusto tuvo un destino muy azaroso y turbulento. Arrancado del seno materno desde los tres años por su padre, fue entregado a Doña Juana Pérez e Infantes esposa del caudillo para que velara por su infancia y educación. Poco pudo hacer esta mujer por el futuro poeta que finalmente, a la muerte de su esposo, fusilado el 7 de Febrero de 1836 luego de ser derrotado en la batalla de Socabaya, tuvo que huir a Chile en busca de asilo
Pasado el vendaval de las pasiones Doña Juana regresa ala Perú con sus hijos Alejandro y Carlos, ingresando este como caballero cadete del ejército bajo la protección del General Castilla y ahí en su cuartel brota esa pasión secreta del alma volcada desordenadamente en el papel que muchas veces ocultaba considerándolo de poco, hasta que gracias a un compañero de cuartel, el oficial Trinidad Fernández, quien ya tenia publicaciones en diferentes diarios, nuestro poeta publica sus primeros versos en “El Heraldo” con las iniciales invertidas de Carlos Augusto.
Dos mujeres constituyen su fuente inagotable de inspiración. Ellas fueros: Mercedes Felices e Ismena Torres. Salaverry participó en el levantamiento de Mariano Ignacio Prado, en el Combate del 2 de Mayo de 1866. Viajó a Estados Unidos, Inglaterra, Francia, Italia, en Europa fue atacado por la parálisis.
Murió en París en 1891 sus restos fueron repatriados al Departamento de Piura en 1964 y su tumba se encuentra en el Cementerio “San José” de Sullana donde está escrito el siguiente verso:
OBRAS
Salaverry incursionó en el teatro y sus primeras obras fueron de ese género. Su primera obra teatral fue “Arturo” y luego “Atahualpa” en 1854.
En 1857 aparece “Abel o el Pescador Americano” y “El Bello Ideal” un drama de cuatro actos.
En 1859 “ La Escuela de las Limeñas” y en 1861 “El Amor y el Oro”. Otras obras fueron:
“Los Ladrones de Alto Rango”, “El Hombre del Siglo 20” , “Sueño del Corazón”, “El Pueblo y el Tirano” y “Gigantes y Pigmeos”. Salaverry sólo tenía 24 años de edad.
Sin embargo su obra literaria no encontró el ambiente propicio para continuar su labor en el género dramático, le faltó serenidad y por otro lado, los requerimientos de su carrera militar, inestable y azarosa, le restaron tiempo, influyendo también la psicología extraña del poeta de carácter un tanto impulsivo y nervioso.
Muchos fueron los contratiempos que su exacerbación espiritual le ocasionaron, así como su vida disipada y saturada de desengaños pusieron en su alma, tempranamente, los aguijones del tormento.
Su obra poética se refiere principalmente a tres libros aún cuando tuvo una gran cantidad de versos publicados en revistas y periódicos.
“Diamantes y Perlas” fue editado en Lima en 1869, “Albores y Destellos” en París en 1871, En esta misma ciudad posteriormente publica “Cartas a un Ángel”.
¡ ACUÉRDATE DE MÍ !
¡Oh! Mi recuerdo es más fuerte que el olvido
Mi nombre está en la atmósfera, en la brisa
Y ocultas a través de tu sonrisa
Lágrimas de dolor.
Pues mi recuerdo tu memoria exalta
Y a pesar tuyo por mi amor suspiras
Y hasta el ambiente mismo que suspiras
Te repite ¡mi amor!
¡Oh! Cuando vea en la desierta playa
Con mi tristeza y mi amor a solas
El vaivén incesante de las olas
Me acordaré de ti.
Cuando veas que un ave solitaria
Cruza el espacio en moribundo vuelo
Buscando un nido entre el mar y el cielo
¡Acuérdate de mí!
Fue hijo del caudillo militar y presidente del Perú, Don Felipe Santiago Salaverry y Doña Vocenta Ramirez, natural de estos lugares.
Carlos Augusto tuvo un destino muy azaroso y turbulento. Arrancado del seno materno desde los tres años por su padre, fue entregado a Doña Juana Pérez e Infantes esposa del caudillo para que velara por su infancia y educación. Poco pudo hacer esta mujer por el futuro poeta que finalmente, a la muerte de su esposo, fusilado el 7 de Febrero de 1836 luego de ser derrotado en la batalla de Socabaya, tuvo que huir a Chile en busca de asilo
Pasado el vendaval de las pasiones Doña Juana regresa ala Perú con sus hijos Alejandro y Carlos, ingresando este como caballero cadete del ejército bajo la protección del General Castilla y ahí en su cuartel brota esa pasión secreta del alma volcada desordenadamente en el papel que muchas veces ocultaba considerándolo de poco, hasta que gracias a un compañero de cuartel, el oficial Trinidad Fernández, quien ya tenia publicaciones en diferentes diarios, nuestro poeta publica sus primeros versos en “El Heraldo” con las iniciales invertidas de Carlos Augusto.
Dos mujeres constituyen su fuente inagotable de inspiración. Ellas fueros: Mercedes Felices e Ismena Torres. Salaverry participó en el levantamiento de Mariano Ignacio Prado, en el Combate del 2 de Mayo de 1866. Viajó a Estados Unidos, Inglaterra, Francia, Italia, en Europa fue atacado por la parálisis.
Murió en París en 1891 sus restos fueron repatriados al Departamento de Piura en 1964 y su tumba se encuentra en el Cementerio “San José” de Sullana donde está escrito el siguiente verso:
OBRAS
Salaverry incursionó en el teatro y sus primeras obras fueron de ese género. Su primera obra teatral fue “Arturo” y luego “Atahualpa” en 1854.
En 1857 aparece “Abel o el Pescador Americano” y “El Bello Ideal” un drama de cuatro actos.
En 1859 “ La Escuela de las Limeñas” y en 1861 “El Amor y el Oro”. Otras obras fueron:
“Los Ladrones de Alto Rango”, “El Hombre del Siglo 20” , “Sueño del Corazón”, “El Pueblo y el Tirano” y “Gigantes y Pigmeos”. Salaverry sólo tenía 24 años de edad.
Sin embargo su obra literaria no encontró el ambiente propicio para continuar su labor en el género dramático, le faltó serenidad y por otro lado, los requerimientos de su carrera militar, inestable y azarosa, le restaron tiempo, influyendo también la psicología extraña del poeta de carácter un tanto impulsivo y nervioso.
Muchos fueron los contratiempos que su exacerbación espiritual le ocasionaron, así como su vida disipada y saturada de desengaños pusieron en su alma, tempranamente, los aguijones del tormento.
Su obra poética se refiere principalmente a tres libros aún cuando tuvo una gran cantidad de versos publicados en revistas y periódicos.
“Diamantes y Perlas” fue editado en Lima en 1869, “Albores y Destellos” en París en 1871, En esta misma ciudad posteriormente publica “Cartas a un Ángel”.
¡ ACUÉRDATE DE MÍ !
¡Oh! Mi recuerdo es más fuerte que el olvido
Mi nombre está en la atmósfera, en la brisa
Y ocultas a través de tu sonrisa
Lágrimas de dolor.
Pues mi recuerdo tu memoria exalta
Y a pesar tuyo por mi amor suspiras
Y hasta el ambiente mismo que suspiras
Te repite ¡mi amor!
¡Oh! Cuando vea en la desierta playa
Con mi tristeza y mi amor a solas
El vaivén incesante de las olas
Me acordaré de ti.
Cuando veas que un ave solitaria
Cruza el espacio en moribundo vuelo
Buscando un nido entre el mar y el cielo
¡Acuérdate de mí!
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